La decisión de escribir Cuentos infantiles, ecológicos y didácticos entre las múltiples formas de expresión literaria que podía escoger, fue una forma de sentir que podía aportar con un granito de arena a la inmensa tarea que debe asumir el ser humano para preservar y proteger nuestro ya depredado, erosionado, contaminado y deteriorado planeta tierra.
Dirigirme a los niños más pequeños, con palabras simples e historias sencillas, al alcance en la vida cotidiana, con el mensaje de observar la naturaleza y cuidarla porque cada elemento, cada planta, cada animalito, tiene una función de vida única e importante, fue una experiencia hermosa, y cuando he editado los “Cuentos de Pepito Max” me he sentido realizada y feliz.
Pero esto no bastaba, quería llegar en forma más directa a los niños, interactuar con ellos, contarles, y que me contaran sus opiniones, responder sus preguntas e inquietudes, y a la vez aprender de ellos, de sus propias historietas inventadas o vividas.
Por eso me transformé en CUENTACUENTOS, de mis propias creaciones, fue volver a los orígenes, porque mis cuentos nacieron de las historias inventadas como mamá para hacer dormir a mis hijas cuando eran pequeñas, y que después las escribí para que no cayeran en el olvido. Ahora las volvería a contar a los niños, pero para captar su atención, esperaba que no se durmieran.
El resultado fue excelente, mejor de lo esperado, los niños se interesaron, participaron con entusiasmo de la actividad, hicieron preguntas, contaron sus propias anécdotas, posteriormente pintaron las ilustraciones de los cuentos y se llevaron un ejemplar de regalo. Se fotografiaron alegremente con la autora y su profesora.
Como para repetirlo en otros lugares.